Cuando viajamos y hacemos reservas de hotel estamos siempre pendientes de qué habitación nos darán al llegar. Uno puede seleccionar, confirmar y ver fotografías pero la hora de la verdad es cuando llegamos al hotel con las maletas o la mochila y nos presentamos. Somos nosotros los dueños de esa tarjeta de crédito, de ese mail o ese fax que hay aguardando en la recepción. Y a veces nuestro destino es una habitación horrorosa. ¿Cómo podemos evitarlo?

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He aquí algunos consejos para que no nos toque la peor habitación del hotel:

  • Aparecer temprano: es cierto que la mayoría de las habitaciones tienen dueño y reservas pero a veces, durante el proceso de check-in, se producen algunas modificaciones. Algún otro huésped se queja y lo cambian y entonces te quedas sin tu adorada habitación. Es el momento de la verdad y por eso, si queremos achicar al máximo las posibilidades de que el destino altere nuestra reserva, conviene llegar temprano al hotel. Entonces, probablemente deberás dejar tus maletas en el almacén pero aún así confirma tu reserva porque entre dejar las maletas y confirmar la reserva puede haber alguna diferencia. Cuando tengas el número del cuarto puedes empezar a preguntar por él, qué vista tiene, si es agradable, cómoda, ruidosa o no.
  • Dejaste las maletas, hiciste la reserva, te fuiste a dar una vuelta: aún así no te cuelgues y regresa temprano para darle un vistazo al dormitorio. Apenas te digan que puedes regresar, hazlo, porque si hay alguna queja es el momento de hacer cambios. Además, no es muy recomendable dejar tus cosas en un almacén con otras maletas de otra gente que no conoces por mucho tiempo.
  • Si la habitación no te gusta, muévete: apareciendo temprano siempre tienes un margen de maniobra para quejarte y tener respuestas positivas. Lo importante es no abrir las maletas, ni apoyarlas en la cama ni usar el baño. No te conviene tocar nada para que no se quejen y el cambio de habitación pueda hacerse muy rápido.
  • Nunca pierdas la amabilidad y la simpatía: un huésped quejoso no es un buen huésped. Conviene ser agradable siempre y darle una explicación a tu queja. Y siempre da las gracias, después de todo te vas a alojar allí en esa habitación o en otra.
  • Si no hay otra y te tienes que quedar en esa habitación procura conseguir otra para los días siguientes. Tal vez no puedan cambiarte ya mismo pero mañana o pasado sí. Entonces, ser amable siempre es mejor.

Y por último, si lo intentaste todo y no hay caso… estás de viaje, estás de vacaciones, sigue en ese humor. En unas vacaciones siempre hay cosas que no podemos controlar y hay que dejar que fluyan. Relajarse más y divertirse, sin sufrir.