Hoy me ha sorprendido la noticia del terremoto en Japón y el alerta de un tsunami. ¡Pobres japoneses! Pero la noticia ha despertado en mí unas ganas locas de regresar a ese país. Ya no dispongo de tanto tiempo como cuando era más joven pero me bastan dos semanas en Tokio para cargar pilas. Es cierto que de un tiempo a esta parte los precios han aumentado en Japón y no es el destino mas barato del mundo pero aún así hay actividades gratuitas en Japón.

Quiero decir que teniendo el dinero para los billetes de avión y para dormir con el resto te la puedes arreglar. Y Tokio es una ciudad que se puede disfrutar sin agujerear los bolsillos. La mayoría de los templos son de entrada gratuita o muy barata: está el Templo y el Santuario de Asakusa, el Santuario Yakusumi y el Palacio Imperial, por ejemplo, conforman un tour clásico y económico. La entrada al palacio y sus jardines es gratuita y puedes deambular por sus 3.41 km2 en bicicleta y gratis. Se ofrecen 500 bicis gratuitas cada domingo.

Los parques japoneses son otra opción de diversión gratis pues son sitios para conocer la sociedad, verdaderos escaparates: el Parque Yoyogi y la zona de Harajuku con la juventud literalmente disfrazada de lo que se te ocurra. Otra opción es visitar la Torre de Tokio. No es de entrada gratuita pero considero que si pagas algo te conviene pagar la entrada a la Tokyo Tower: 12 euros. Si no tienes el dinero y quieres disfrutar de vistas de altura entonces puedes ir a las Twin Towers del barrio de Shinjuku pues para subir a la plataforma de observación no pagas entrada.

¿Comer? La comida en los puestos y pequeños restaurantes de Tokio es barata y comes un bowl de arroz por 4 euros, por ejemplo, o un menú MacDonald’s por alrededor de 7 u 8 euros.