El viaje en avión más largo de toda mi vida fue a Japón. Salí un jueves por la tarde de mi país y llegué el sábado a la tarde horario japonés. Fue un viaje de 25 horas, más o menos, con tantas tardes, mañanas y noches que ya ni recuerdo cómo lo sobrellevé. Al llegar, tenía miedo de sufrir el esperado jetlag, esa descompensación horaria que impide dormir, nos hace sentir confusos, mal y totalmente desubicados. Por suerte no fue así y salvo un sueño intranquilo la primera noche después me adapté genial. ¿Pero hay formas de evitar este síndrome?

Bueno, depende mucho de cada persona, es cierto, pero aquí van algunos consejos: evita el alcohol y la cafeína porque no producen sueño y pueden prolongar los síntomas del jetlag, bebe mucha agua, come todas las comidas que te sirvan en el avión y si puedes, come frutas y verduras. Con respecto a dormir sabemos que es difícil dormir cómodo en clase turista (¡he visto cada posición!), pero usar tapones para los oídos ayuda, lo mismo la almohada, el antifaz para lograr oscuridad y claro, seguir las instrucciones de las azafatas también pues ellas cierran y abren las ventanillas logrando noches forzadas, por ejemplo, y por último, lleva siempre ropa cómoda y camina un poco por el avión.

Y una vez en tu destino, para adaptarte mejor al nuevo huso horario sal a caminar a la calle para que el sol te de en el cuerpo y se reprograme así el reloj interno, no duermas siestas durante el día para llegar cansado a la noche y si tienes paciencia, pues un poco de relajación o meditación siempre ayuda. Sino haz como yo, camina mucho todo el día, visita museos, parques y tiendas y después no hay caso, te caes redondo en cualquier cama.