En este artículo, que engrosa la temática de estos lugares naturales y asombrosos, no place ahondar un poco en el misterio que rodea la Cueva de los cristales. Este increíble hallazgo recientemente descubierto en Naica, México, constituye uno de los descubrimiento geológico más relevantes realizados en los últimos años.
Los magníficos cristales permanecen dentro de una cueva ubicada a 300 metros de profundidad con el máximo porcentaje de humedad y temperaturas superiores a los 50ºC.
Son, precisamente estas condiciones extremas, las que dificultan un acercamiento científico más detallado. Algunos de estos cristales forman grandes vigas de hasta 10 metros de longitud y de hasta 2 metros de diámetro llegando a pesar varias toneladas.
Al parecer, el ambiente es tan hostil, que aun con equipamiento refrigerado y acondicionado para garantizar el aire, no se puede permanecer allí más de 20 minutos, sin que algo empiecen a manifestarse disfunciones peligrosas en el organismo.
El clima ciertamente no parece terrestre, de hecho no pertenece al mundo que de ordinario nosotros conocemos, y ahora ha sido acondicionado para la visita de turistas. Su origen son minas que se explotaron allí desde el siglo XIX y, tiempo después, en épocas de la Primera Guerra Mundial, condujo al hallazgo de la Cueva de las Espadas.
Se trata de cristales de selenita, material de la familia del yeso, cuya curiosa apariencia y tamaño persuadió a sus responsables para convertir la mina en un punto de atracción turística y de interés científico.
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