El “All Inclusive” ya no es lo que era, al menos eso arroja el estudio del Post Office realizado en el Reino Unido a turistas ingleses que se han alojado en un establecimiento con régimen Todo Incluido.

De acuerdo a los resultados, cuatro de cada cinco turistas con este servicio ha debido pagar algún adicional para tener incluidas cuestiones que pensaban estarían incluidas en el régimen. Entre los extras se destacan los platos de los restaurantes a la carta, el mini bar o el uso de Internet.

Según aparece en la encuesta, el problema mayor reside en que los turistas creen que el All Inclusive incluye todos los alimentos y bebidas pero muchos de ellos sólo incluyen los buffets y bebidas nacionales. Dos tercios de los hoteles que formaron parte del estudio no incluyen comidas a la carta y más de mitad deja afuera a los cócteles, botellas de vino o bebidas alcohólicas de marca.

El estudio concluyó que un 94% de los clientes del todo incluido pensaban que todas las comidas estaban comprendidas, aunque la mayoría –un 65%- de los hoteles analizados -54 en 24 países- cubren los extras por comidas a la carta.

Sólo uno de cada cinco turistas nunca pagó un adicional durante su viaje, el resto dedicó algo de dinero a satisfacer algunas necesidades.

¿El mejor consejo? Leer la letra pequeña de los contratos para así adquirir un servicio sabiendo que es lo que en realidad estamos pagando.