La existencia de los móviles ha cambiado nuestra forma de estar comunicados cuando estamos de viaje por otros países. Todavía recuerdo mi primer viaje a Japón, sin móviles a mano pero en un país donde la telefonía no suponía ningún problema por la abundancia de teléfonos públicos y tarjetas para llamadas internacionales. Allí no sentí ninguna complicación pero cuando viaje por Sudamérica o el resto de Asia, os estoy hablando de hace más de 10 años, lo cierto es que si bien uno no extraña lo que no conoce… ¡qué complicación era comunicarse!

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En fin, que ese problema ya ha desaparecido de la mente de un viajero. Las comunicaciones están bien desarrolladas en casi todo el mundo (salvo que estemos de campamento en Mongolia), pero aún así siempre hay una solución, por ejemplo usar un viejo móvil. Podemos coger uno de esos móviles que ya hemos jubilado y descansan en el cajón del escritorio, llevarlo a alguna tienda de electrónica para liberarlo por alrededor de 10€ y después ya está listo para que lo usemos con cualquier tarjeta SIM del mundo.

Después te compras una tarjeta de pregao y listo, ya te puedes comunicar con amigos y familiares. Es fácil, es barato y ya le conoces todas las mañas. Y si te lo roban, pues tampoco será la gran pérdida.