Lo confieso: nunca he viajado en otra clase que no sea la clase turista. Y no por falta de ganas pero sí por falta de dinero. ¡La clase Business o Primera Clase son demasiada caras! El vuelo más largo que hice fue a Japón, 25 horas nada más y nada menos, pero como era mi primer viaje en avión no lo sentí. La segunda vez que lo hice me quería matar de lo incómodo que fue. Pero bien, que lo que me pasa no es raro, después de todo existe un síndrome conocido como el Síndrome de la Clase Turista. ¿Has oído hablar de él?
Es un tema médico pues cuando estás mucho tiempo sentado en un espacio pequeño y con las piernas en la misma posición se puede generar una trombosis. No a todos les pasa, pero es un peligro latente y una trombosis es la formación de coágulos que viajan por las venas. No es moco de pavo y por ejemplo, las mujeres que fuman y toman anticonceptivos orales están entre la población de riesgo. Pero eso no impide que todos los días millones de personas se suban a aviones en todo el mundo así que en un intento de solucionar el problema se está tratando de desarrollar una nueva tecnología que ayude a activar la circulación de los miembros inferiores sobre los pasajeros.
Se trata de una alfombra especial, una alfombra inteligente que estimula y activa la circulación de la sangre. Estaría preparada para interactuar con los videojuegos de abordo, por ejemplo, para que el jugador pueda ejercer distintas presiones sobre ella en el desarrollo del juego y “moverse” en cierta forma, estando sentado. Es un proyecto en desarrollo pero existe el interés por aumentar el confort en los aviones mediante nuevas tecnologías que entreguen no solo alfombras inteligentes sino también asientos inteligentes que se adapten a la fisonomía del pasajero y lo ayuden a viajar mejor. ¿Adiós incómodas butacas de tercera clase? Bueno, con tiempo…
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